La ingesta de alcohol ha sido desde siempre un tema polémico, que ha estado revestido de diversos factores, como: deseo de placer, evasión de tensiones emocionales, presión sociocultural, intención comercial de venta por parte de empresas fabricantes y expendedoras, así como de empresas de publicidad contratados para su promoción.
Debido a estos factores y a los numerosos e impactantes efectos del uso y abuso del alcohol en el desarrollo biológico y psicológico, en las relaciones personales y en la salud física y mental, he querido escribir sobre el tema para esclarecer algunas dudas, aportar información valiosa y, sobre todo, ampliar la consciencia de una realidad que se solapa, se barniza o se oculta. Para eso me he apoyado en investigaciones de varios profesionales de la psicología, la medicina y la neurociencia y, muy especialmente, en dos expertos: Andrew Huberman, Psicólogo con PhD en Neurociencias, profesor de Neurobiología y Oftalmología de La Universidad de Stanford, y Gabriel Rubio, Psiquiatra experto en tratamiento para la dependencia al alcohol.
Veamos entonces un resumen sobre el impacto del alcohol en el cuerpo y el cerebro, así como los factores neuroquímicos implicados en el proceso de consumo.
El alcohol es una toxina y un veneno para el organismo y el cerebro. Sus calorías se consideran «vacías» ya que, aunque aportan energía, lo hacen con un alto costo metabólico y sin valor nutritivo real.
El alcohol es una tiene un poderoso impacto en el cuerpo, por lo que vamos a detallar algunos de sus efectos a continuación:
- El alcohol afecta a todas las células:
El alcohol afecta a prácticamente todas las células de nuestro organismo, pues su efecto no se reduce a una población celular en particular. - El alcohol aumenta el riesgo de cáncer:
La ingesta de alcohol aumenta el riesgo de la mayor parte de los cánceres, incluyendo el de mama, próstata, colon, pulmón y páncreas, con efectos que pueden aparecer hasta 20 o 25 años más tarde. Esto se debe a que el alcohol puede alterar la llamada “metilación del ADN” y la expresión de los genes. Además, favorece el aumento del crecimiento tumoral y disminuye el poder de las moléculas que suelen combaten el cáncer.
- El alcohol impacta las hormonas:
El uso y abuso del alcohol produce un incremento en la activación del Eje del Estrés. En las mujeres puede causar virilización o masculinización, predominio de hormonas masculinas, crecimiento de senos, pérdida de cabello y pérdida de calcio en los huesos.
En los hombres, las hormonas masculinas se vuelven deficitarias y aumentan las femeninas, lo que puede llevar al crecimiento de senos y pérdida de cabello. Se sabe que aumenta la conversión de testosterona en estrógeno en varios tejidos a través de un proceso llamado aromatización.
- El alcohol produce deshidratación y desequilibrio electrolítico:
El alcohol es un diurético que causa la excreción de agua y electrolitos críticos como el sodio, afectando el equilibrio de líquidos. - El alcohol tiene efecto biosociológico:
El consumo de alcohol antes de los 25 años, edad en la que muchos expertos consideran que finaliza la maduración cerebral, tiende a detener, paralizar o entorpecer el buen desarrollo biológico y psicológico, lo cual genera más secuelas. Las personas que inician el consumo a edades más tempranas tienen una mayor predisposición a desarrollar dependencia y diversos problemas de salud en la edad adulta.
Impacto del alcohol en el Cerebro y Factores Neuroquímicos:
- Permeabilidad celular:
Gracias a su estructura, el alcohol es soluble en agua y grasa, lo que le permite pasar directamente a todas las células y tejidos del cuerpo, incluyendo el cerebro, sin problemas. - Metabolismo y toxicidad:
El etanol (alcohol consumible) se convierte en acetaldehído, que es un veneno peor que el etanol, pues daña y mata células indiscriminadamente. El acetaldehído es el verdadero culpable de la sensación de estar ebrio o borracho, ya que interrumpe el funcionamiento de varios circuitos neuronales. - Impacta el córtex frontal y el control de impulsos:
Una de las primeras áreas afectadas es la corteza prefrontal, encargada del pensamiento, la planificación y la supresión del comportamiento impulsivo. El alcohol provoca una leve supresión de la actividad neuronal en esta área, lo que lleva a la ya conocida desinhibición conductual, aumento del volumen de voz, gesticulación excesiva y acciones espontáneas. - Activación de hábitos y mayor reactividad:
El consumo regular de alcohol, incluso en cantidades moderadas, modifica y fortalece los circuitos neuronales que controlan el comportamiento habitual e impulsivo, promoviendo la reactividad aún sin beber, por aumento de sinapsis o conexiones entre neuronas en dichos circuitos.
- Afecta la Memoria (Hipocampo):
El alcohol tiene un fuerte efecto supresor sobre las redes neuronales involucradas en la formación y almacenamiento de la memoria, lo que puede resultar en la pérdida de recuerdos de eventos, normalmente conocidos como «apagones mentales» a pesar de estar despierto y activo. - Desregula el flujo de Serotonina y Dopamina:
Un aspecto de cuidado con el consumo de alcohol, es la paradoja de que inicialmente puede causar euforia y alegría ya que al hace que los circuitos del estado de ánimo se vuelvan hiperactivos y liberen dopamina y serotonina.
Sin embargo, este efecto es de corta duración y viene seguido de una reducción prolongada de los niveles de dopamina y serotonina, lo que deriva en estados de cansancio, tristeza y ansiedad. Esto da origen a un ciclo en el cual la persona bebe más, buscando restaurar la sensación de bienestar.
- Aumenta la tolerancia:
Con el efecto de la llamada tolerancia, la duración de los bajones de dopamina y serotonina se prolonga, y los efectos negativos se hacen más intensos, lo que hace que se requieran cantidades mayores de alcohol para producir los efectos de bienestar que antes se conseguía con porciones menores. - Desajusta el Eje Hipotálamo-Pituitaria-Suprarrenal (HPA):
El consumo regular de alcohol, incluso bajo, altera este eje lo que resulta en una mayor liberación de cortisol, conocida hormona del estrés, cuando no se está bebiendo. De esta manera aumentan los niveles de estrés y ansiedad en estado de sobriedad. - Afecta el Sueño:
La presencia de alcohol en el sistema altera la arquitectura del sueño. Así, se afecta el proceso del sueño (ondas lentas y sueño REM), lo que resulta en un sueño de menor calidad. - Afecta el Eje Intestino-Hígado-Cerebro:
El alcohol afecta el microbioma intestinal al destruir bacterias saludables, lo que puede llevar al ya conocido síndrome de intestino permeable y permitir que bacterias dañinas pasen al torrente sanguíneo y puedan llegar al cerebro. Además, el metabolismo del alcohol en el hígado tiene efecto proinflamatorio y se liberan citoquinas, unas pequeñas proteínas que actúan como mensajeros químicos en el sistema inmunológico, que regulan la inflamación y la respuesta inmune. Estos efectos combinados en el cerebro aumentan el deseo de consumir más alcohol. - Promueve la Demencia Alcohólica:
El alcohol puede causar una enfermedad cerebral llamada demencia alcohólica, que, a diferencia del Alzheimer, por fortuna, si la persona deja de beber, la destrucción neuronal puede detenerse, aunque las neuronas muertas no se recuperan.
SEÑALES MÁS COMUNES DE AUMENTO DE LA DEPENDENCIA AL ALCOHOL
I. Cambios en el Comportamiento y la Fisiología
- Refuerzo Negativo: Beber para aliviar emociones difíciles (tristeza, ansiedad, aburrimiento, cansancio).
- Refuerzo Positivo: Beber como recompensa por logros o para celebrar, integrando el alcohol en el circuito de placer del cerebro.
II. Cambios en el Comportamiento y la Fisiología
- Tolerancia: Necesidad de más alcohol para lograr el mismo efecto.
- Abstinencia: Malestar físico/psicológico al reducir o dejar de beber.
- Pérdida de Control: Beber más o por más tiempo de lo planeado.
- Intentos Fallidos: Incapacidad para reducir o detener el consumo a pesar de quererlo.
- Ansias (Craving): Fuerte deseo de consumir alcohol.
III. Impacto en la Vida Diaria
- Tiempo y Energía: Gran parte del tiempo se dedica a beber o a recuperarse.
- Descuido de Responsabilidades: El alcohol interfiere con el trabajo, estudios, familia o pasatiempos.
- Continuación a Pesar de Problemas: Seguir bebiendo aunque cause daños físicos, psicológicos o sociales.
Como vemos, la ingesta de alcohol es un auténtico foco de problemas que nos podemos evitar, si aclaramos el panorama mental y no nos dejamos convencer por los factores de influencia externos o por los momentos emocionales bajos y deseo de salir del aburrimiento, aliviar el estrés, darle sentido a la vida o paliar las respuestas de ansiedad y la depresión.
Está claro que puede ser necesario pedir ayuda profesional, para afrontar con éxito este flagelo que nos rodea por los cuatro puntos cardinales. preferiblemente puedes apoyarte en psicólogos clínicos, médicos psiquiatras y organizaciones especializadas como alcohólicos anónimos
Dr. Renny Yagosesky
PhD y MSc en Psicología, Psicólogo Clínico
Conferencista y Escritor