DoctorRenny
Podría decirse que todos los seres humanos experimentamos en mayor o menor medida cierto deseo de superación. De hecho, no conozco a nadie que, habiendo descubierto la naturaleza de sus problemas, no haya dado algún paso para superarlos. Sin embargo, a pesar de la presencia de ese llamado, existen en nosotros limitaciones innatas o adquiridas que dificultan la cristalización de ese impulso de mejoramiento: nacer con limitaciones mentales o físicas, padecer enfermedades tempranas, vivir en un ambiente con pocas oportunidades, la falta de reconocimiento de los méritos o vivir en pobreza material, son algunos de los factores que impactan nuestro nivel de autoestima.
La autoestima es la capacidad que tenemos los humanos de conocernos, aceptarnos y valorarnos. Es un recurso psicológico que nos lleva a apreciarnos y a evitar el autosabotaje.
La baja autoestima nos hace inseguros, inconsistentes, dependientes, más enfocados en los defectos que en las virtudes, poco sinceros con nosotros mismos y muy proyectados hacia la vida ajena. Nos conduce a no estar bien en nuestro cuerpo y a no estar conformes con lo que creemos ser. Como dijo Mark Twain: “La peor soledad es no estar a gusto con uno mismo.
También la baja autoestima, la desvalorización, impacta la salud y las relaciones. La falta de amor propio termina manifestándose en el equilibrio orgánico y daña los vínculos. Es difícil amar a otros si primero no logras amarte. Bien haríamos en seguir el consejo de André Gide, destacado escritor francés: “sé fiel a lo que existe dentro de ti.”
Por su parte, la persona autoestimada muestra más consciencia de sus talentos, tiene más confianza en su misma, tiene más claras sus metas, es más congruente y capaz de lidiar con las críticas, se enfoca más en sus asuntos y menos en la vida ajena, es más constante para avanzar hacia sus sueños, muestra más asertividad y mayor autonomía, y se recupera más fácilmente de loas mala experiencias.
Desarrollar la autoestima implica revisarse y frenar el autoengaño, dejar de estar anclados en el pasado negativo y de vivir de fantasías e ilusiones que no se corresponden con las capacidades y esfuerzos. Supone hacerse cargo de uno mismo y tener la iniciativa para ponerse en acción para lograr un lugar en la sociedad y tener una vida funcional y productiva.
La autoestima es un poder, es el centro, la base de todo esfuerzo de superación, es la fuerza que nos impulsa a buscar más y a dar más, aunque de manera honesta y no compulsivamente competitiva. Tener autoestima es haber descifrado quienes somos, y para qué servimos, y contar con la fuerza interna para desplegar eso que somos en beneficio propio y ajeno. Esto es así, pues la autoestima es una potencialidad ecológica, que no se basa solo en cultivar o exaltar los privilegios el yo, sino en desarrollar un yo sano, flexible y adaptado.
Dr. Renny Yagosesky es Ph.D en Psicología Cognitiva, MSc. en Ciencias de la Conducta, Lic. en Comunicación Social y Escritor.
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