¿POR QUÉ SOMOS INFIELES?

Por lo general se asume que la infidelidad romántica o sexual es un acto de traición a un pacto de confianza que se ha establecido. Ese pacto debe ser explícito y no es algo que deja suponerse. En especial porque sabemos por ciencia y por experiencia que las personas cambian y también mienten y nos toca vivir con eso.

Cuando se buscan las causas de esta conducta que ha sido histórica en prácticamente todos los tiempos y lugares, se divide la opinión, ya que para algunos, la búsqueda de placer fuera de la relación es bastante más frecuente en los hombres 30% vs 12% según algunos estudios. Y se asocia con un tema de inmoralidad o falta de ética.

Otros prefieren apoyar la tesis sociocultural, que relaciona esta acción con los valores, la crianza y la socialización. visto así, modificar esta tendencia demandaría un cambio en los estilos de crianza y una revisión de los parámetros de aprendizaje en los años de escolaridad.

Y en tercer lugar están los que privilegian la tesis biologista, según la cual es un tema de mandato biológico, de hormonas, de caldo químico, y esgrimen hechos como la diferencia en los porcentajes de testosterona. (mujeres: 15 nano gramos por decilitro y hombres cerca de 300), la diferencia del área sexual del cerebro (área preóptica medial) que es casi tres veces más grande en los hombres. Y se apoyan en expertos como Helen Fisher, antropóloga, conferencista y escritora, quien ha señalado que “el tipo de deseo sexual que produce la testosterona es parecido al de otros impulsos naturales como el hambre, por lo que, cuando se tiene hambre, cualquier tipo de alimentos satisfará las ganas de comer. Y dado que los varones tienen menos oxitocina y alta testosterona, y que cuando están solteros o en relaciones insatisfactorias sus testosterona se eleva, es posible asociar el afán de búsqueda de mujeres fuera del matrimonio con la química del cerebro que sería fundamental para comprender el comportamiento.

Debemos considerar en el análisis conductas promiscuas como la que se ha visto recientemente en los bonobos, especie de simios que no tiene tabú en sus contactos físicos y muestra una fuerte tendencia al placer sexual incluyendo encuentros en parejas, tríos, grupos y hasta parejas del mismo sexo. Quienes los han estudiado afirman que muestran compasión, amabilidad y altruismo. Este caso ha generado reflexiones sobre la visión moralista del sexo no tradicional.

Y, además de las opciones mencionadas, podemos rescatar una variable más: la sistémica o integrista, que unifica todos esos factores: biología, educación, entorno y voluntad personal para explicar el impulso a mirar hacia otras partes aunque se tenga pareja estable.

Queda abierta la discusión acerca de la fidelidad sus causas y sus consecuencias Y usted ¿que opina?

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