El entusiasmo es alegría en acción, deseo en movimiento, motivación dinámica que se orienta a metas. Es un impulso chispeante que nos mueve hacia las metas en un código subjetivo que unifica confianza, optimismo y disfrute.
En su origen o etimología, el término entusiasmo proviene del latín “enthusiasmus”. Para los griegos significaba “tener un dios dentro de sí”. Por lo que el entusiasmo es una fuerza divina capaz de lograr metas y superar obstáculos. Se le asocia con alegría, motivación, impulso, ganas.
Para el pensador español Gregorio Marañón “el entusiasmo es signo de salud espiritual”. Y Emerson, el filósofo, consideraba que “nada grandioso se logra sin entusiasmo”
En ausencia de entusiasmo nos condenamos a la pasividad, a la rutina y a su derivado natural, el aburrimiento. El entusiasmo es una vacuna contra la desidia, la semilla del deseo. Es también una poderosa fuente de liderazgo y como ha dicho Samuel Taylor Coleridge, poeta y filósofo inglés “no hay nada más contagioso que el entusiasmo”.
Sin embargo, todo es cuestión de grados y el exceso de entusiasmo puede encarnar riesgos y hacernos distraídos, confiados, incautos o imprecisos. Es bueno recordar que la diferencia entre el antídoto y veneno no es la sustancia en sí sino la proporción. Sin embargo, en el paquete de emociones de éxito, de estados internos que facilitan el logro el entusiasmo tiene singular relevancia.
Si no le nace el entusiasmo de buenas a primera puede intentar algunas de estas recomendaciones:
- Enfóquese en todo lo que va a ganar si logra sus metas.
- Comparta con personas entusiastas.
- Imite a las personas entusiastas en su manera de pensar y actuar.
- Use un lenguaje positivo y activo.
- Decrete verbalmente sus posibilidades: “voy a hacer” “puedo lograr”, etc.
- Comience a actuar como si fuera usted un entusiasta entrenado.
Shakespeare el gran dramaturgo inglés, dijo una vez: asuma una virtud, aunque no la tenga y pronto la tendrá. Y el conferencista y escritor Dale Carnegie sugería actuar de manera entusiasta si se quería ser entusiasta.
Piensa cómo cambiarían tus resultados si actúas con entusiasmo. Reflexiona sobre el impacto que tendría en otros tu entusiasmo. Recuerda cómo te sientes cuando estás con gente entusiasta. Al final, te convencerás de lo bueno y positivo que es entrenar la mente para que nos mantenga en ese estado animado y positivo que tantos buenos resultados suele traer.
Gracias por leerme. @DoctorRenny
Renny Yagosesky es PhD y MSc en Psicología, Conferencista y Escritor.