Dr. Renny Yagosesky
Con frecuencia recibo emails, mensajes y llamadas de personas que dicen estar listas para lograr metas altas, para avanzar hacia un nivel más alto, en fin para conquistar el éxito al cual aspiran. Muchos buscan orientación acerca del cómo aumentar su confianza y crear una estrategia que les permita cristalizar sus sueños.
Sin embargo, apenas dialogo con ellas, puedo notar que casi todas esas personas carecen de un ingrediente fundamental con el que cuentan todos los exitosos que he tenido la oportunidad de conocer y que llamaremos aquí: hambre de éxito
El hambre de éxito es un impulso poderoso que se necesita sentir, despertar o tener, para poder triunfar en cualquier área de la vida. Es una fuerza interna que nos permite acceder a niveles de esfuerzo y constancia mayores a los que muestra el promedio de la gente. Se trata de una fuerza muy poderosa que puede llevarnos de la mediocridad a la excelencia, que nos ayuda a mantener el ánimo en alto y a seguir adelante hasta llegar a la cima.
Las personas con hambre de éxito tienen un talante particular y no son fáciles de desanimar. No se quedan sollozando ante el desaliento, la frustración o la rabia. Funcionan, más bien, desde un nivel de entusiasmo alto, muestran gran auto confianza y desbordan de optimismo. Cuentan con una declarada intención de logro y tienen una cualidad superior: ven los problemas como oportunidades para mejorar.
Las personas con hambre de éxito no quieren perder tiempo: cuando están solas o tienen un poco de tiempo libre se dedican a pensar en eso que desean alcanzar, a imaginar y a planificar los mejores modos para llegar a la meta.
Con frecuencia se les acusa de obsesivos, de adictos al trabajo, aunque ellos lo ven como interés, como seriedad o como responsabilidad con ellos y con quienes dependen de ellos. pero no se trata de que sean unos extraviados, no. Saben bien que en el camino a la cima habrá momentos difíciles, gente celosa y envidiosa, piedras, críticas, calumnias y baches.
Como todos también se agotan. Sin embargo, están dotados de altos niveles de energía y una capacidad resiliente capaz de sorprender a muchos.
Los hambrientos de éxito son personas audaces que toman decisiones y se arriesgan, saben manejar el estrés mientras van subiendo la escalera escalón por escalón, luchando para no desviarse en el camino.
Dejemos claro que además de la actitud o las ganas también se requieren capacidades o aptitudes que hacen viable el éxito. Como decía William James, “al deseo hay que darle capacidad”. Es un asunto de querer y de poder. Se trata de asumir un compromiso íntimo y decir “esto es parte de mí, esto es parte de mi historia, esta es parte de mi vocación y tengo la determinación para lograrlo”.
A los que desmayan ante el primer obstáculo o la primera crítica, todavía no te ruge el estómago mental y les falta mucho para llegar a ese punto de no retorno.
Aquí la primera batalla es interna, contra la mente y la inconsciencia, la ignorancia y el miedo. En esa batalla descubre quién eres y para qué sirves, hacia dónde quieres caminar y cuál es el punto, el área en la que quieres consolidarte. Debes tener u punto de partid ay uno de llegada.
Solo así se despertará el potencial, solo así el genio saldrá de la lámpara y podrás dar lo mejor de ti. Y ya no habrá obstáculo que pueda frenarte, ni interno ni externos.
Muchos te dirán que la situación es difícil y te invitarán a abandonar. Muchos te dirán que estás fuera de tiempo, fuera de orden, pero al final es tu batalla y si hay o no hay algo grande para ti es algo que te tocará averiguar.
El hambre de éxito te va a llevar a esforzarte y a avanzar, siempre que no creas en aquellos que venden el éxito como una mercancía barata, fácil o cómoda de obtener. No funciona de esa manera. Todo tiene un tiempo y todo tiene un esfuerzo. Mientras más grande es el bocado, más veces hay que masticarlo. Mientras mayor es la distancia, se requiere más combustible. Se requieren más pasos. Ubícate en la realidad. Sincérate, tómate esto con total seriedad.
Y no aceptes la idea según la cual trabajar duro te va a robar la alegría. De hecho, tú puedes convertirte en un gran luchador, en un ser determinado, en alguien que paga el precio, en alguien que hace esfuerzos y sin embargo ser una persona alegra y satisfecha que siembra las semilla para luego recoger los frutos.
El hambre de éxito nos hace creer que el éxito es posible y que si se hace lo correcto, lo que planeamos y hacemos puede funcionar. Si no puedes creerlo posible para ti, no va a funcionar. Tienes quecreer que hay oportunidades, verlo en tu mente, imaginarte en el sendero e imaginarte llegando, lográndolo y también disfrutándolo. Porque si no lo disfrutas, tu cerebro no te dará la energía necesaria y terminará por extinguir la idea
Hay demasiados cuadernos o libretas saturados listas de deseos y planes. Es necesario ir más allá de las buenas intenciones y para lograrlo es necesario saber iniciar, saber continuar y saber llegar. Recuérdalo: hambre de éxito, hambre, ganas, intención, determinación. Sin ese combustible te quedarás flotando en la zona de confort, pudiendo volar más alto. ¿Quieres el éxito? Desarrolla hambre de éxito para que puedas salir a “comerte” el mundo.